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Equinoccio de primavera: el camino hacia la luz a través del movimiento

La llegada del equinoccio de primavera marca un punto de equilibrio entre la oscuridad y la luz, un momento en el que el día y la noche tienen la misma duración. Este evento simboliza un renacer, una transición de la introspección del invierno hacia la expansión y vitalidad de la primavera.

En este contexto, la práctica y el movimiento consciente se convierten en aliados esenciales para sintonizarnos con esta energía transformadora.


El equinoccio en la práctica del movimiento

En muchas tradiciones, el equinoccio de primavera representa un despertar, una oportunidad para sembrar nuevas intenciones y deshacernos de lo que ya no necesitamos.

En la filosofía del yoga, este período puede ser visto como un momento de equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu, reflejando el balance cósmico que se manifiesta en la naturaleza.

La práctica en esta época del año nos invita a enfocarnos en posturas y secuencias que fomenten la expansión, la apertura del corazón y el fortalecimiento de la conexión con la tierra.


Movimiento consciente: despertando la vitalidad

El equinoccio nos motiva a movernos con intención, a despertar nuestros cuerpos del letargo invernal y abrazar la vitalidad que la primavera trae consigo. Prácticas como caminar descalzos sobre la tierra pueden ayudarnos a sincronizarnos con los ritmos naturales del universo.

El movimiento consciente nos permite liberar tensiones acumuladas y revitalizar nuestra energía.

A través de la respiración y la atención plena, podemos experimentar una sensación de ligereza y renovación, dejando atrás la pesadez del invierno y abriéndonos a nuevas oportunidades.


Un ritual para ti

Para aprovechar la energía del equinoccio de primavera, podemos integrar algunas prácticas sencillas pero poderosas en nuestra rutina:

  • Mover orgánicamente: Honra la luz de tu cuerpo y permite que se mueva como él te hable, escuchando desde tu interior y no centrándote en una forma externa.

  • Meditación de intenciones: dedicar un momento para reflexionar sobre lo que queremos cultivar en esta nueva estación.

  • Conexión con la naturaleza: pasar tiempo al aire libre, respirar profundamente y absorber la energía renovadora de la primavera.

  • Purificación y renovación: limpiar espacios físicos y emocionales, dejando ir lo que ya no nos sirve.


Abrazar la luz interior

El equinoccio de primavera nos recuerda que somos parte de un ciclo natural de transformación y crecimiento. Podemos sintonizarnos con este proceso y permitirnos florecer con gracia y vitalidad. Es un tiempo para despertar, expandirnos y caminar con confianza hacia la luz, dentro y fuera de nosotros mismos.

Cada uno de nosotros somos una flor que poco a poco se abre, feliz equinoccio.


Con amor

Gabriela



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Gabriela Skerlj

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